El conflicto entre Israel y Hezbollah ha escalado nuevamente tras un ataque de este grupo terrorista en la zona del Monte Dov, en el norte de Israel, el pasado lunes. Este ataque, que consistió en disparos de morteros, rompió la tregua que había estado en vigor desde el 27 de noviembre. En respuesta, el Ejército de Israel lanzó un operativo en el sur del Líbano, atacando posiciones de Hezbollah, incluyendo lanzacohetes e infraestructura militar.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, condenó el ataque y prometió una respuesta firme. En un comunicado, aseguró que Israel «responderá con fuerza» a cualquier violación del alto el fuego, independientemente de su magnitud. A su vez, Hezbollah reivindicó el ataque, justificando la acción como una respuesta defensiva ante lo que consideró violaciones del acuerdo por parte de Israel, incluyendo ataques a civiles y a diversas zonas del Líbano.
Las autoridades libanesas, por su parte, denunciaron la violación del alto el fuego y acusaron a las fuerzas israelíes de causar muertes y daños en la ciudad de Marjayún, ubicada en el sureste del Líbano. Este repunte de las hostilidades ocurre en un contexto de tensiones que comenzaron el 7 de octubre de 2023, con un ataque de Hezbollah a Israel que coincidió con la ofensiva de Hamas.
A pesar de los esfuerzos por mantener la tregua, que incluía un acuerdo de 60 días para el retiro de fuerzas israelíes y de Hezbollah del sur del Líbano, los enfrentamientos continúan. Según fuentes locales, la situación en la frontera sur de Líbano y en Beirut sigue siendo volátil, mientras que los mediadores internacionales intentan calmar la violencia.
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