Nayib Bukele se proclamó ganador de las elecciones presidenciales de este domingo en El Salvador.
«De acuerdo a nuestros números, hemos ganado la elección presidencial con más del 85% de los votos y un mínimo de 58, de 60 diputados de la Asamblea», escribió Bukele en sus redes sociales.
El mandatario se proclamó victorioso para la reelección en el cargo por un nuevo período de 5 años, algo prohibido por la Constitución, según algunos analistas.
Sin embargo, Bukele fue habilitado a presentarse a estas elecciones por la Sala en lo Constitucional, nombrada por un Congreso de mayoría oficialista, y con el aval de la Corte Suprema de Justicia, que la oposición denuncia que el presidente controla a voluntad.
La jornada electoral transcurrió sin incidentes graves, si bien nueve personas fueron detenidas por rotura de boletas, realizar proclamas políticas en lugares de votación o presentarse en estado de ebriedad.
El presidente del opositor partido Alianza Republicana Nacionalista, Carlos Saade, denunció irregularidades en el proceso electoral.
En tanto, la misión de observadores electorales de la Organización de Estados Americanos tomó nota de la peculiaridad que supone que los comicios se celebren bajo el régimen de excepción.
«Hemos observado todo con fluidez, pero si hay temas específicos invitamos a denunciar», declaró la jefa de la misión, Isabel de Saint Malo.
Bukele goza de una enorme popularidad lograda por su política de mano dura que desarticuló a las pandillas, llamadas «maras» en El Salvador, que representaban un peligro grave en todo el país y dominaban a su antojo el territorio nacional.
«Cambiamos la capital mundial del asesinato, el país más peligroso del mundo, en el país más seguro del hemisferio occidental y la única manera de hacerlo es detener a todos los asesinos», afirmó Bukele en conferencia de prensa, después de votar este domingo en San Salvador.
«El Salvador estaba con metástasis, pero hicimos cirugía, estamos en radioterapia, y vamos a salir sanos ya sin el cáncer de las pandillas», dijo el presidente tras su triunfo.
La desarticulación de las maras llevó la popularidad de Bukele a las nubes. El Salvador pasó, en dos años, de ser uno de los países más violentos de la región a uno con los menores índices de homicidios de América Latina.
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