Este domingo, como cada tercer domingo de junio, celebramos el Día del Padre. Pero más allá de los regalos, las fotos en redes o los almuerzos en familia, la fecha nos invita a una reflexión más profunda: ¿qué significa ser padre hoy? Ser padre es mucho más que una condición biológica. Es un acto de amor constante, de presencia incluso en la ausencia, de ejemplo silencioso y mirada atenta. Es ser guía sin imponer, es enseñar con la palabra, pero sobre todo con el gesto. Es estar, acompañar, corregir, abrazar. Los tiempos han cambiado, y con ellos también la forma en que entendemos la paternidad. Hoy, ser padre también es poder mostrarse vulnerable, es compartir las tareas de cuidado, es formar desde la ternura, es saber pedir perdón y aprender junto a los hijos. Es romper con viejos mandatos y construir nuevas formas de vínculo, más humanas, más sanas, más reales. Hoy recordamos a los padres presentes, a los que están lejos, a los que ya no están físicamente pero permanecen vivos en el recuerdo y el corazón. También abrazamos a quienes cumplen ese rol sin haber llevado un hijo en brazos: abuelos, tíos, madres que fueron madre y padre, hermanos mayores o referentes de vida. Porque ser padre no es un título, es una tarea de todos los días. Y hoy más que nunca, en un país que necesita figuras que enseñen con honestidad, esfuerzo y respeto, el ejemplo de un buen padre se vuelve más valioso que nunca. Feliz día a todos los padres. A los que lo son, a los que lo fueron y a los que están en camino de serlo.

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