La comunidad internacional reaccionó con dureza ante el ataque lanzado por Estados Unidos sobre instalaciones nucleares iraníes. La ofensiva, ordenada por el presidente Donald Trump y concretada este sábado por la noche, marcó el ingreso oficial de Washington a la guerra entre Israel e Irán.
Desde Beijing, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China emitió un comunicado en el que denunció que el bombardeo “viola seriamente los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas y la legalidad internacional”, y advirtió que el accionar norteamericano “exacerba las tensiones en Medio Oriente”.
En una línea similar, Rusia fue aún más enfática. La Cancillería del Kremlin calificó la ofensiva como una “decisión irresponsable” y afirmó que “los ataques con misiles y bombas en el territorio de un estado soberano, cualquiera que sea el argumento presentado, violan flagrantemente el derecho internacional”.
El operativo militar estadounidense tuvo como objetivo tres puntos clave del programa nuclear iraní: las instalaciones de Isfahán, Natanz y Fordow, que según Trump fueron “completamente destruidas”.
Como respuesta, Irán lanzó dos oleadas de misiles hacia territorio israelí, causando al menos 16 heridos, según confirmó el ejército israelí. Desde Teherán, el ministro de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, afirmó que los ataques de EE.UU. “tendrán consecuencias eternas” y acusó a Washington de “comportamiento criminal”.
En paralelo, países como Australia y Nueva Zelanda llamaron a la desescalada del conflicto y reclamaron la reapertura del diálogo diplomático. Israel, por su parte, cerró su espacio aéreo hasta nuevo aviso como medida preventiva.
El presidente israelí, Isaac Herzog, agradeció públicamente la intervención de EE.UU. y volvió a exigir la liberación de los rehenes que permanecen en poder de Hamas en Gaza.
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