Este lunes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) giró al país u$s2.000 millones correspondientes al programa de facilidades extendidas, luego de flexibilizar las metas acordadas y espaciar las revisiones. El desembolso ya fue acreditado en las reservas del Banco Central, que cerraron la jornada con un total de u$s43.023 millones, su nivel más alto desde enero de 2023.
El salto representa un aumento de u$s1.993 millones en un solo día, aunque en las próximas jornadas esa cifra se verá reducida por el pago de u$s824 millones en intereses y comisiones que Argentina deberá afrontar ante el propio FMI. Este gasto representa un 41% del monto recientemente recibido.
Hasta ahora, el organismo multilateral ha transferido u$s14.000 millones de los u$s20.000 millones pactados en abril. Estos fondos resultaron claves para apuntalar las reservas del BCRA, contener la volatilidad cambiaria y ganar algo de aire en medio de un contexto económico complejo.
A cambio, el Gobierno aceptó levantar parcialmente el cepo (principalmente para personas humanas), dejar atrás el crawling-peg del 1% mensual, y adoptar un nuevo esquema de flotación administrada dentro de bandas.
Sin embargo, el último informe del staff del FMI expuso que la Argentina no alcanzó la meta de acumulación de reservas netas para el segundo trimestre: en junio, el saldo fue de u$s4.700 millones negativos, muy lejos del objetivo de u$s1.100 millones negativos. La demora en aprobar la primera revisión del acuerdo motivó una reducción en la exigencia, ajustando la meta en u$s5.000 millones menos.
El economista Federico Machado detalló que las reservas netas actuales se ubican en u$s8.368 millones, compuestas por u$s14.291 millones de encajes, u$s18.096 millones de swap con China, y u$s2.268 millones en otros pasivos. Pero advirtió que el dato más relevante son las reservas líquidas, que rondan los u$s22.000 millones, ya que “en una situación de estrés, el BCRA puede disponer de fondos del Tesoro, Bopreales, SEDESA e incluso los encajes”.
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