El nuevo Papa advirtió por el declive de la fe en favor del “dinero”, el “poder o el placer” y llamó a la Iglesia católica a ser un “faro que ilumina las noches del mundo”. “Son muchos los contextos en los que la fe cristiana se considera un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”, dijo el pontífice estadounidense-peruano.
Luego sostuvo que la falta de fe lleva consigo muchas heridas que acarrean a la sociedad y mencionó a su antecesor, el papa Francisco. “Como muchas veces nos ha enseñado el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús salvador”, remarcó.
Por último, rechazó reducir la figura de Jesús a la de un “líder carismático o a un superhombre”. En concreto, manifestó: “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre. Y esto no solo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.
Durante la noche, antes de la misa, el Sumo Pontífice cenó con los 132 cardenales que lo eligieron. Tras ser nombrado, en un cónclave que se desarrolló más rápido de lo esperado, ante los fieles presentes en la plaza de San Pedro dijo: “Juntos, debemos intentar descubrir cómo ser una Iglesia misionera, una iglesia que construye puentes, establece diálogo”, “sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros”.
Robert Francis Prevost, el estadounidense de 69 años que también tiene nacionalidad peruana, fue elegido el jueves 8 mayo para suceder al papa Francisco como líder de 1.400 millones de católicos. Para su papado, eligió ser nombrado como León XIV en homenaje al creador de la doctrina social de la Iglesia, el papa León XIII.
León XIV es el primer pontífice estadounidense de la historia y el segundo de la América, tras Francisco. Dentro de la tradición de la Iglesia católica, es el pontífice 267º.
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